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El cromo de la semana: Pere Gratacós (1983-1984)

  • Foto del escritor: Miguel Martínez Cháfer
    Miguel Martínez Cháfer
  • 7 nov 2022
  • 2 Min. de lectura

Tras su retirada, cambió el verde por los banquillos y llegó a ser seleccionador catalán absoluto


Aunque apuntaba que firmaría por el Zaragoza, Gratacós terminó fichando por el Osasuna El Sitio de Mis Cromos

Criado en las categorías inferiores del FC Barcelona, Pere Gratacós (Besalú, Girona; 1958) tenía el objetivo de debutar con el primer equipo culé; sin embargo, la falta de oportunidades le hizo plantearse un futuro lejos de Catalunya sin saber que regresaría para triunfar en un humilde equipo de Segunda División B.


El defensa catalán eligió Pamplona como nuevo destino y con el Osasuna logró debutar en Primera División. Llegó al conjunto rojillo con ganas de explotar y aunque en Copa fue un jugador recurrente, solo jugó dos partidos de Liga que terminaron ambos con derrota: 4-0 ante el Murcia y 2-0 ante el Valencia. Dos años estuvo en El Sadar y al ver que su futuro en Navarra no era muy esperanzador decidió volver a su tierra.




Tras varias temporadas vistiendo las camisetas de equipos que militaban en la categoría de oro y de plata del fútbol español, Gratacós decidió probar suerte en la Unió Esportiva Figueres, conjunto de Segunda División B. En el combinado ampurdanés, el zaguero encontró su lugar y consiguió el ascenso a Segunda División en su primera temporada, siendo un jugador muy destacado. Desde su llegada, Gratacós se enamoró de Figueres y estuvo vistiendo sus colores siete temporadas consecutivas hasta que decidió retirarse de los terrenos de juego en la temporada 1992-1993; no obstante, volvería al Municipal de Vilatenim para ser el entrenador de un equipo histórico.


Tras pasar por los banquillos de la Agrupació Esportiva Roses y del Girona, Gratacós volvió al Figueres en la temporada 2001-2002 para firmar una página en la historia del fútbol español. La Copa del Rey se convirtió en la competición favorita del conjunto catalán y en este torneo los milagros existían. Teruel, FC Barcelona, Osasuna, Córdoba y Novelda fueron las víctimas del primer equipo de Segunda División B en alcanzar las semifinales del torneo. Una temporada de locura e ilusión que llamó la atención de un Joan Laporta que dos años más tarde le llamaría para ofrecerle dirigir el filial barcelonista, puesto que aceptaría. De esta manera, Gratacós volvería al equipo que le formó para formar a otros jugadores, cerrando un círculo.​

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